El sábado pasado inauguró la 59° edición de la Bienal de Venecia. Allí el artista tucumano Gabriel Chaile, participa con un conjunto de cinco piezas escultóricas monumentales realizadas en barro. Apoyadas en la morfología de las cerámicas de pueblos originarios calchaquíes crea un diálogo entre el presente y el pasado, refiriéndolas como retratos de su constelación familiar.

Chaile recupera historias de exclusión tomando el concepto de laguna arqueológica para proponer la visibilización de espacios vacíos de información y conocimiento.

En palabras del artista: “Muchos artistas estamos enfocados en estos temas: la reconfiguración de lo humano, esta sacudida de piso de todo los estándares conocidos y los poderes hegemónicos que empiezan a ponerse en cuestión. Por eso, en esta bienal hay tantos artistas poco conocidos y creo que es la primera edición en la que hay mayoría de mujeres. Me gusta pensar como alguien que intenta comprender el presente, con lo difícil que es eso”.

Cecilia Alemani es la curadora de este espacio bajo el nombre La leche de los sueños.

Estas cinco piezas monumentales, integrarán la colección personal del empresario Eduardo Constantini y serán cedidas en préstamo al museo Malba para su exhibición y luego se emplazarán en un lugar público de Buenos Aires.